lunes, 13 de septiembre de 2010

Relato: MI PRIMERA VEZ

Hola! Mi nombre es Blanca Guerrero y quiero compartir con ustedes mi primera experiencia con un hombre.
Lo conoci hace mas o menosun año, Yo voy a una Secundaria y el estudia en la Prepa Oficial. Yo lo conocí de vista pues lo veía pasar todos los días a la hora de la salida pues el camino a su casa quedaba en dirección de mi escuela.
Un día una de mis amigas, la cuál pretendía a un chico en la Escuela Oficial, me sorprendió diciéndome que había conocido a mi entonces "amor platónico", me dijo que era un chico muy agradable y simpático.
La mala noticia es que él era cinco años mayor que yo, pues él había interrumpido sus estudios anteriormente y los estaba retomando.
Le pedí a mi amiga que por favor me lo presentara pues la cuestión de la edad no me importó en lo absoluto.
Mi oportunidad llegó un día que acompañé a mi amiga a la Escuela Oficial, ambas íbamos con el uniforme de nuestra escuela y llamábamos mucho la atención pues en esa escuela no hay uniforme obligatorio.
Yo estaba nerviosísima pues no sabía que decir o hacer cuando me lo presentaran, era un manojo de nervios. Hasta ese entonces jamás había estado con un chico mayor y menos había tenido novio o al menos un amigo cariñoso, sólo había tenido pequeños momentos de placer masturbándome en algunas ocasiones. Era una virgen total!!
La presentación fue más sencilla de lo que esperaba, él se portó muy amable a pesar de darse cuenta que realmente me movía el tapete. Él era enorme (aún lo es obviamente) 1.90m. de estatura, delgado pero atlético pues juega básquetbol, bien parecido, su sonrisa encantadora pero lo que me impactó fueron sus ojos.
Al principio pensé que eran cafés, pero al fijarme bien me dí cuenta que eran de un color miel oscuro, muy bellos y serenos. Discretamente me examinó de pies a cabeza pero fue muy cortés al respecto.
Fui varias veces a "acompañar" a mi amiga a esa escuela sólo para verlo y poder platicar con él, por fin un día le conté que me gusta mucho ir al cine y resultó ser un fanático de la pantalla grande y me invitó a salir con él y acompañarlo a ver una película a lo cuál acepté de inmediato.
La película estuvo divertidísima y al final después de cenar y platicar un rato me llevó hasta mi casa. Las salidas se volvieron más frecuentes y un día sucedió algo que no esperaba.
Fuimos a ver una película en la cuál aparecieron varias escenas eróticas las cuales me dejaron con una sensación familiar, pero con una intensidad que hasta ese momento no había sentido, estaba ligeramente húmeda y pensé que ese día iba a tener que "darme una manita" cuando estuviera a solas en mi habitación.
Después de cenar, Héctor me llevó hasta mi casa como siempre, nos quedamos platicando en la banqueta justo afuera de mi casa, ese día me había arreglado muy bien para salir con él, llevaba una blusa color negro sin tirantes y cortita de modo que dejaba ver mi ombligo, hacía juego con una falda a la rodilla con una abertura muy generosa del lado derecho que dejaba expuestas mis piernas. Las medias eran de color negro y mis zapatos de tacón alto favoritos. Como era época de frío me puse un abrigo algo grueso y decidí no usar sostén, al fin y al cabo no se notaría el detalle debajo del abrigo. Él iba vestido más informalmente, llevaba botas de motociclista, jeans y playera negra, sobre todo llamaba la atención el abrigo negro que lo cubría hasta debajo de la rodilla, resaltaba su cara de tez blanca y sus manos de igual color.
Platicábamos sobre la escuela y las clases cuando empecé a recordar las escenas de la película, esos recuerdos me empezaron a excitar de nueva cuenta e hicieron que me pusiera un poco nerviosa.... en eso me fijé en los ojos de mi acompañante y me pareció el momento más bello de la noche, no pude resistir y me abalancé hacia él dándole un beso.
Bastante sorprendido resultó por mi arrebato y no supo que decir, yo aproveché y le dí otro beso con el cuál reaccionó y me empezó a besar.
La emoción me ganó y lo invité a pasar a la cochera. Ahí entre las sombras, las caricias empezaron a fluir y empecé a besarle el cuello. Me acarició el rostro y me separó un poco de él para contemplarme.
Le pregunté que si lo había molestado y me dijo que era una chica muy bella y que lo atraía mucho como mujer, pero que sabía que era una chica de familia y que no estaba seguro de que estuviésemos haciendo lo correcto. Además me dijo que hasta ese momento me había visto sólo como una amiga más a la que le tenía en gran respeto y estima.
Esa muestra de sinceridad sólo sirvió para darme más aliento y decidir que él sería el hombre al cuál me entregaría por primera vez.
Recordé que mis papás estaban en casa así que le dije que quería estar con él en algún lugar más íntimo.
- Estás segura de lo que me estás diciendo-
- Sí, estoy segura-
Sin hacer ruido nos volvimos a salir y caminamos calle abajo, mi casa está ubicada en las faldas de un cerro y cerca hay una autopista y a unos dos kilómetros de mi casa un motel pequeño pero muy discreto.
Entramos caminando y él se adelantó para pagar en recepción, yo estaba muy nerviosa y trataba de quedarme en la oscuridad para que no me vieran, salió y me dirigió hasta la habitación 317 en la parte más alejada del edificio.
Era la primera vez que iba a un sitio de esos y me llamaba la atención todo, en la entrada había un lugar para estacionar un auto con su puerta incluida para más discreción. A pesar de que íbamos a pie, él cerró la puerta para que no nos vieran.
Me tomó por la cintura y me acercó a él dándome un beso muy tierno y excitante a la vez. Abrió la puerta de la habitación y entramos. En medio de la oscuridad me guió hasta la cama y me senté en el borde con un miedo atroz, ya estaba casi arrepentida cuando escuché su voz cerca de mi oído.
- Estás nerviosa?-
- Sí-
- OK, permíteme-
Se colocó detrás de mí y me empezó a dar un masaje muy rico y relajante, sus manos las sentí enormes y muy suaves, hasta ahora no he conocido otro hombre que no sea gay, que tenga las manos tan suaves como él.
Su ritmo me tranquilizó y empecé a mojarme de nuevo, era una sensación deliciosa, sus manos tocándome aceleraban mi corazón, me dí vuelta y lo besé haciendo que se acostara boca arriba.
Me coloqué encima y noté que se había quitado el abrigo, la playera me dejaba sentir su cuerpo y metí mis manos por debajo de ella para sentir su piel.
Estaba excitadísima y sabía que no me iba a detener.
El metió sus manos por debajo de mi abrigo y me despojó de él con suavidad, acariciaba mi cintura y mi espalda provocando un calor muy intenso en mí, le quité la playera y abrí su pantalón.
Fue en ese momento que reparé en el tamaño del paquete que tenía, me recosté sobre él y sentí su arma contra mi estómago, eran de menos 20 cm y el grosor me intimidó un poco,
Me empezó a acariciar los senos y con su lengua jugueteaba con mis pezones, los cuáles nunca había sentido tan duros y erectos. Me sentó sobre él y me levantó la blusa dejándome descubierta, abrió el cierre de la falda y me rodó hasta quedar debajo de él para poder zafármela fácilmente. Las caricias eran tremendas, yo ardía por el deseo pero él estaba tranquilo, yo no sabía pero había pagado la noche completa, me iba a hacer suya el tiempo que él deseara... y yo estaba dispuesta a dejarlo.
Sus labios recorrieron mi cuerpo desde el cuello hasta el vientre, metió su mano debajo de mi tanguita y el roce de sus dedos con mi vulva hizo que me estremeciera y sudara. Sabía que estaba indefensa y que sería una noche larga y agitada.
- Eres muy bella-
- Bésame, acaríciame, quiero ser tuya toda la noche, quiero que me hagas tu mujer-
Sus manos buscaron el interruptor de la luz y lo accionó.
- Por favor apágala, me da pena estar así- le dije, pues en esos momentos ya sólo tenía mi tanga, mis medias y mis zapatos.
- Quiero contemplarte, disfrutar de tu cuerpo desnudo, quiero ver tus ojos cuando seas mía-
Con esas palabras me tenía hipnotizada, dejó de importarme todo, sólo quería experimentar la sensación de ser penetrada y de sentir como era el sexo con el chico que tanto me gustaba.
Se levantó y yo quedé acostada, puse mis brazos por detrás de mi nuca para que él pudiera disfrutar de mis senos desnudos, se quitó las botas y el pantalón quedando sólo en bóxer.
Mis ojos se clavaron en el paquete que tenía en la entrepierna, me pareció más grande que como lo había sentido en la oscuridad. Subió a la cama y se acostó a mi lado. Me besó al tiempo que sus manos tomaban las mías y las guiaban por su cuerpo hasta debajo de su bóxer. Nerviosamente lo tomé con mis manos y lo acaricié suavemente.
Héctor me volvió a sentar sobre él pero yo no solté su miembro, me besaba el pecho y mordía mis pezones lo cuál me encendía cada vez más.
Paré un momento y me puse de pie en la cama, lentamente me despojé de mi tanga y el resto de mi ropa, así quedé por primera vez desnuda ante un hombre.
Iba a sentarme otra vez cuando me detuvo y acercó su boca a mi entrepierna, su aliento hizo que me mojara aún más y el líquido empezó a recorrer mis muslos. Me fallaron las fuerzas y me acosté pesadamente en la cama.
Estaba a su merced y eso me gustó. Abrí mis piernas y empezó a lamer la entrada de mi vagina, chupaba mi clítoris y me provocaba escalofríos y un placer único en ese momento. Siguió chupando hasta que un orgasmo sacudió mis entrañas.
- AAAAAAAAGGHH!!!- no pude contener el grito- Máááássss!! Por favor!!!-
Mis gemidos y gritos eran bastante indiscretos, yo sólo quería ser cogida y sentir todo el placer que pudiera como si fuera la última noche de mi vida. Siguió dándome sexo con su boca durante un rato hasta que me provocó otros dos orgasmos fenomenales.
Mis piernas se relajaron y lentamente subió besando y lamiendo hasta encontrar mi boca, el sabor fue extraño pero no desagradable. Me besó largamente hasta que sentí la punta de su pene rozando mis labios vaginales.
Tuve miedo por el tamaño y pensé que podría llegar a lastimarme.
- Héctor... no crees que puedas lastimarme?- pregunté con los ojos casi cubiertos de lágrimas – Tu pene es demasiado grande y tengo miedo de que me lastimes-
- No tengas miedo – dijo tomándome de la barbilla cariñosamente – Duele un poco al principio pero desaparece cuando te acostumbras al tamaño-
Su sonrisa me tranquilizó un poco pero el miedo no se fue, sólo cerré los ojos y esperé.
Sentí su mano acariciando suavemente la entrada de mi cuevita, uno de sus dedos empezó a explorar el terreno y sentí como me iba humedeciendo de nueva cuenta.
Me tomó por la parte interna de las rodillas y las levantó poniéndolas alrededor de su cintura. Agarro su miembro con una mano y con la otra suavemente separó mis labios vaginales, lo recargó en la entrada de mi vagina y empezó a empujar.
Su pene iba abriéndose paso en mi intacta humanidad y claramente sentí como el himen cedió a la presión, el tamaño era descomunal para mí.
- Aaaaaayyyy!!!! AAAAAAAAhhhhhhhh!!!- no pude contener los gritos – D-D-D-Duele!!-
- Calma, no resistas... sólo siente como va pasando -
Su voz era tranquila, delicada, hacía que me sintiera más cómoda.
Él siguió empujando hasta que sentí como llegaba hasta el final, estaba totalmente clavada, como una mariposa con un alfiler. El dolor había disminuido pero no había desaparecido.
Héctor estaba completamente en mí y me sentía feliz... adolorida pero feliz!!
Lentamente empezó a extraer su arma y yo sentía como si me estuviera vaciando a chorros, cuando por fin sacó todo su pene, ví que tenía unos rastros de sangre, era oficial... había dejado de ser virgen para siempre!!!
Me dio un beso y se enfiló de nuevo, traté de detenerlo pero tomó mis manos y las sujetó por encima de mi cabeza, pensé en resistir pero no tuve fuerzas, quería volver a tenerlo dentro. Me penetró un poco más fuerte pero ahora sin ninguna resistencia, llegó al fondo y empezó a retirarlo. Era un mete-saca delicioso.
Me bombeaba con fuerza y las sensaciones de deseo y placer desbordaban mi cuerpo, mis manos sujetas por él sudaban y se cerraban con fuerza, los gemidos eran cada vez más fuertes y los gritos los ahogaba con sus labios.
Me cogió durante un buen rato y no conté cuantos orgasmos tuve, era uno tras otro por la fuerza de las embestidas.
Se detuvo lentamente y me dio la vuelta poniéndome en cuatro.
- Espera... Qué vas a hacer??- le dije extrañada – No querrás penetrarme por el ano o sí?? -
- No, no lo había pensado, además, aunque quisiera no vengo preparado- me dijo guiñándome un ojo.
Sonreí y él se colocó detrás de mí, me preparé para ser empalada otra vez pero... OH!!! Sorpresa!!
- Ten, deja poner esto en tu boca – y me dio mi tanga enrollada a manera de mordaza.
- Para qué quieres que haga esto – pregunté incrédula.
- Es para ahogar un poco tus gritos, no quiero que piensen que te estoy maltratando – me dio un beso.
- Si quieres que la use como dices, tienes que ponerla tú mismo- Y le sonreí.
Abrí la boca e introdujo la tanga, pensé que era buena idea pues ya en ese momento no me importaba si me oían o no y el que se preocupara por ello me agradó.
Una vez que estuvo en su lugar la mordaza improvisada, Héctor volvió a su puesto y yo me puse en cuatro nuevamente, me tomó por los hombros y jaló mis brazos hacia mi espalda haciendo que quedara recargada sobre mi cabeza con mi trasero expuesto, me preparé de nueva cuenta y WOW!
La embestida fue brutal, de un solo empujón me la clavó hasta el fondo, grité con todas mis fuerzas y si no hubiese puesto la tanga en mi boca me habrían escuchado hasta en mi casa.
Traté de soltarme pero Héctor me tenía bien agarrada y la verdad... me encantó!!
No por que fuera brusco, sino que a pesar de la violencia que usó, lo hizo de una forma limpia, sin lastimarme. Fue una sensación única y placentera.
Empezó a bombear fuerte y yo sentía que me partía a la mitad, pero a pesar de eso no quería que parara. Así estuvimos un largo rato, los orgasmos venían uno tras otro y él aún no daba señas de terminar o verse cansado siquiera.
Yo estaba en el cielo, el amor de mi vida me estaba dando mi primera cogida y vaya que lo estaba disfrutando.
Cuando pasó uno de mis rgasmos, oí que estaba gimiendo, estaba apunto de venirse y en eso recordé que no había usado protección. En medio de la excitación ninguno de los dos reparo en ese detalle, trate de soltarme pero fue muy tarde, sentí como su semen me inundó la vagina y él no detenía su movimiento.
La sensación que dejó en mi vagina era deliciosa, quería estar así una y otra vez, él se detuvo y me soltó.
Yo entonces vi su miembro escurriendo y me acerqué a limpiarlo con la boca, sentía curiosidad de saber cuál era el sabor.... y no me decepcionó.
Me acosté a su lado y le dije que había sido la mejor noche de mi vida y que ojalá se repitiera muy seguido.
Héctor me miró.
- Puedes estar segura que de aquí en adelante repetiremos esta sesión lo más frecuentemente que se pueda-
comentarios a Heart-shape-box@hotmail.com, espero que les haya gustado